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ARQUITECTOS: JOSÉ MANUEL MARTÍNEZ RODRÍGUEZ Y MARÍA VICTORIA PANEDAS SIMÓN
Colaborador: Daniel González GarcíaFecha de finalización: Septiembre de 2017Director de ejecución: Ángel Maján VallejoUbicación: C/ Miguel Íscar. Valladolid
Intervención en una vivienda urbana en la Calle Miguel íscar en Valladolid
El presente proyecto tenía como objetivo la intervención en una vivienda del centro histórico construida en los años 50, para adaptarla a las necesidades de una familia actual formada por un matrimonio y sus tres hijas pequeñas. La necesidad de la familia de trasladarse a su nueva casa de forma inminente, condicionó el tiempo de desarrollo y construcción de la misma, al tener que ajustar el calendario de obra al periodo estival para hacerlo coincidir con el periodo de vacaciones del calendario escolar de las niñas. Este aspecto marcó todo el proceso, desde el plazo de dos meses para el desarrollo de la idea y proyecto, hasta los cuatro meses obra. El estado en el que se encontraba la vivienda, con sus aspectos formales y espaciales, así como las necesidades de sus nuevos habitantes, determinaron el resto de condicionantes.
Planteamos junto con los clientes algunos objetivos que ya estaban claros en las conversaciones previas, como colocar la cocina en la orientación sur dando a la fachada principal y no al patio, crear un espacio común en la zona de dormitorio de las niñas, conseguir mejor luz y ventilación en la parte central de la casa; y nosotros planteamos otros, como era regularizar las medianeras y, especialmente, jugar con las vigas de cuelgue.
Trasladamos a la cocina otras actividades. En una gran mesa se puede comer, pero también trabajar, hablar, hacer los deberes o leer. Esto permitía mantener a la familia unida haciendo actividades diferentes. La mesa en la cocina está en el origen de la arquitectura tradicional pero también en los cambios de los modos de habitar y en el camino para dejar de contemplar la cocina sólo como una pieza de servicio. De igual modo, en este afán por reconvertir los espacios de servicio, los pasillos dejan de ser solo espacios de paso y se convierten en espacios de almacenamiento de ropa, calzado, libros o juguetes, e incluso de dormitorio convertible en espacio de estar. En ellos hay una continua actividad diaria en el que las cosas de uso cotidiano se guardan o cogen antes o después de llegar del colegio, del trabajo o de la calle. La configuración de los baños en cabinas independientes para inodoros y duchas, permitía el uso del mismo como recorrido alternativo.